Un "decíamos ayer"
Hablaba entonces de la querencia por los gobiernos asépticamente irrelevantes por parte del contrario-rival. La desmitificación, materialización y desprecio a símbolos y emblemas ajenos conforma un sector crucial del debate (rearme) identitario. Los líderes son símbolos, individuales y carismáticos (¿Weber?) y Montilla, el perfecto gestor insípido, es una receta para la abstención deslegitimadora. Un gobierno de todos los partidos en Navarra, o con mayoría de técnicos, equivale a un armisticio. Si se renuncia al jefe entusiasta, con proposiciones nuevas y pecaminosas, ni las medallas de Pétain salvarán el tenor bélico.
Imaz lo sabe. Por eso él, presidente de un partido con un tercio del electorado, manifiesta sus opiniones personales sobre el líder de la mayoría parlamentaria indiscutida. Como si el consenso previo no nutriera al referéndum de indiferencia u oposición radicales.
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