jueves, mayo 26, 2011

Un último servicio

Las primarias en el PSOE han sido desactivadas. Chacón renuncia a una decisión tomada, según ella, en febrero, y que estaba dispuesta a llevar a término hasta hace 48 horas, como máximo. La intervención del barón-único Patxi López en favor de una sucesión escalonada (contra todas las proclamas de bicefalia que ahora han resultado doblemente desmentidas, además, por la escasa determinación de Zapatero para cumplir con un compromiso personal, ahora que el resto han sido olvidados, bien por el electorado, bien por él mismo).

La ministra de Defensa habría encontrado un rival en Rubalcaba, el hombre fuerte de un ejecutivo casi en funciones cuyo presidente ya ha abandonado su carrera política. Su edad y ejecutoria le impedirian convertirse en el líder deun PSOE futuro, menos aún durante una previsiblemente larga -y dolorosa, tras la pérdida de casi todo el poder municipal y autonómico, de siempre tabla de salvación para dirigentes incapaces de desparecer del todo y como modelos, a la americana, de gestión alternativa, sin la cual solo el tabú Zapatero ha podido imponerse. Los movimietos internos, ya anunciados por un defenestrado Barreda, ex-zar de Castilla-La Mancha, para una reformulación programática en lugar de una competición de liderazgo entre la militancia, ha dado su fruto: Chacón pasa a una reserva incierta entre dos anunciados fracasos, el del pasado domingo y el de marzo de 2012, y a Rubalcaba viene encargada la misión de salvar algunas naves. Nadie quiere un escenario del 2000, porque no es momento para convulsiones ideológicas, al menos hacia adelante, ni para líderes sociales, que no serían capaces de colmar las expectativas en una España que -lo supimos justo ayer, por cierto- que no recuperará el nivel de empleo de la época de vacas flacas hasta 2026 o ahí. Y no hablemos de salarios, poder adquisitivo, condiciones laborales, autoestima, etc. Todas ellas destinadas a un descenso cuyo fin no se vislumbra ni en el más perspicaz análisis.

No: "lo que queremos -han manifestado implícitamernte en el PSOE- es un candidato". Alguien que asegure resultados aceptables (incluso, ¿por qué no?, en Andalucía) para salvaguardar al verdadero futuro del partido: la mesocracia que ha vegetado durante el mandato de Zapatero, hostigados por los jóvenes representantes de una idea política que parecía la más pertinente y exitosamente irrevocable desde el Fin de la Transición, esa que muchos estaban olvidando ya. Pero ha vuelto, y como en esos setenta que la vieron crecer, en los ochenta de la reconversión europeizada, industrial y emocional, y los fríos noventa del Fin de la Historia -pero no de la bienamada Transición, alfa y omega de la política española- y la atonía ilusionante de la dirección unívoca de os asuntos comunes, entonces más progresista y libertaria que ahora. En plena segunda década del siglo, el cainismo ha alcanzado, una vez más, su objetivo: la lucha entre iguales sin más alternativa. Paradójicamente, el 15-M, con su movilización del sector más inquieto -léase audaz, desorientado, contestatario, ingenuo- del elecorado, ha favorecido la vuelta a la sacrosanta normalidad, la del "váyase" (... para ponerme yo"), los ataques por hacer lo mismo que uno haría si estuviera en su lugar y, sobre todo, para o cuestionar nada (ni siquiera el Estado autonómico, de momento) de lo que ha venido sendo el constructo institucional-clientelar de los treinta y pico años de democracia monárquica. Perfecto: todos en sus puestos, incluidos los redivivos nacionalistas periféricos. Volvamos al juego. Mientras tanto, ahí fuera, lo acotan casi sin que lo sepamos.

Rubalcaba, a destruir las perspectivas ideológicas que no supongan unas fórmulas que ya han deleitado a cientos de opinantes y hartado al resto. A expurgar todo resto de emoción de una carrera, incluidos a los seguidores del contrario. A mantener, por unos lustros más, el espíritu lampedusiano del Mito de la Transición; que es, a su vez el Mito de España, profecía autocumplida.

Y Chacón, cuyas posibilidades en 2016 son más remotas hoy que ayer, claro, a combatir a domicilio tras unas elecciones donde todo lo negativo, como en las respetables casas comerciales sin mácula, se apuntará al antecesor y el saldo que hubiere, para las novísimas formas de gobernar y formular de Rubalcaba, o más precisamente de su espíritu, encarnado prontamente en un joven sucesor. Aquel que pueda seguir mirando a los ojos de su interlocutor y encontrar la misma rueda girando que espejean los suyos.