jueves, julio 20, 2006

Alemania 0 Italia 2

Por algún tiempo se consideró de buen tono remitirse a lo federal. Uno contemplaba la potencia nacional de los vscinos eurtopeos y estaba dispuesto a renajar al Estado a cambio de una cohesión mayor debida a la presunta depauperación, simbólica y electoral, de los realatos alternativos. Sin mebargo bastó un mero acercamiento para aemdedrentar su frivolidad argumental y desmpolvar los elogios unitaristas olvidados en plenos desenfreno de la verborrea condescendientemente descentralizadora. Federal, confederal, mismo conceto. Por supuesto rechazado a fuer de inaplicable. Un referéndum en Italia sirvió como piedra de toque: SE den ostñó al país transmediterráneo con una vehemencia solo apuntada en los peores momentos del 14-M o del 6-J. ¿Causante? El término federal incluido en la propuesta. El colmo que el país más patético de Europa nos adelantara también en eso. La ingenua percepción de hermandad con lombardos y campanos, con sus inherentes complejos habría sido letal para el argumentario inconsciente de elogiar lo que no se desea aceptar (más allá de cláusulas Camps varias y de migraciones humanitarias). Sendos editoriales columbrantes de triunfo recordaron las maldades de un no-ejemplo. Tras el mantenimiento del statu quo apresuráronse a matizar, aún cargados del odio sexagenario por disfrutar de una posguerra civil democrática en lugar de autoritaria. Sin embargo quedó palmario su desconocimiento de la Constitución itaiana, que ya es federal, ratificada por otra consulta de hace cinco años, gracias a a la reforma promovida por quienes ahora han recuperado allí el poder.

Simultáneamente las correcciones alemanas inspiraron más pseudo-analisis. De hecho los länder ganaron autonomía por renunciar a intervenir en la aprobación de las materias ya comunes. ¿Se delimitó con más precisión el marco competencial? ¿Federalismo cruelmente competitivo? ¿Bilateralidad? Como en el Estatut, oiga. Los que traían el catecismo atrasado se desdijeron de su afán por una mayor coordinación entre Estado y
entes inferiores a través del Senado. "Como en Alemania" (?). Especialmente cuando las propuestas de reforma políticamente correctas versan sobre lo abandonado por los germanos: competencias crecientes para el centro por voz territorialen el Senado. Por descontado no se percataron de la meta que tenían delante tras una carrera circular: se llamaba Estatuto de Cataluña. Así se debate en España.

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