jueves, septiembre 21, 2006

Joseph y Juan

Pues sí.
Benedicto XVI y Rodríguez Ibarra asaltan portadas y elogios continuos esta semana. ¿Su hallazgo? Decir en voz alta lo que muchos piensan; ser mejores que el resto. Guerracivilismo de altura.

Sin embargo, el verdadero hito
histórico (más aún que lo de Gibraltar, conocida como la roca de Don Julián) pertenece al reino semiológico y representa la confirmación factual de la hipótesis posmodernista: el emisor no controla la recepción de su mensaje.

Los problemas pontificales para convencer a musulmanes de la correcta exégesis de su discurso, junto con la más esclarecedora postura de unos medios afines, en general también semióticamente, que después de respaldarle aceptaron el punto de vista de los ofendidos para usarlo contra éstos y la despedida por motivos de salud del
último socialista nacional (glosa: en su versión no paradójica) marcan la caída de la manzana para la intelectualidad mundial.


P.S. Fíjese que no quieren a Elvira Lindo, no por meterse con las ideas de millones de catalanes o por tener la misma relación con la ciudad que un Laval cualquiera, sino por expresarlo en una lengua impropia de Cataluña, aunque oficial e impuesta ex art. 3 Const.

La verdad, cuando uno ve a a esta clase de preescolares en trifulca, no sabe qué imaginarse. Si las tiendas de cacharros deben ilustrar al menos en castellano, lengua del Estado, ¿quién sería capaz de negarles la exigencia del catalán en un acto subvencionado, incluso por una cláusula en el contrato o algo?
¡Animalicos!

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