miércoles, julio 25, 2007

Las tribulaciones de un catalán en Cataluña

Ha sufrido un apagón que aún dura, sus protestas, genéricas e inutilizables políticamente, no encuentran respuesta, ni siquiera violenta, su frustración es la carne de otros platos y los intereses de sus portavoces los desbordan... Qué lejos de sus exigencias de buen servicio (tanto público como privado: por ambos pagan) los silogismos y contradicciones de propagandistas varios.

Hace tiempo que, en España, los problemas no son de gestión o descontrol. Representan lugares cortantes en el imaginario competitivo: es el patrocinio lo que cuenta. Diarios que marginan el tema no lo esconden al afirmar que, al deber haberlo, el culpable es una administración viciada por las ideas de sus rectores electos. Y junto al escándalo presente todos los demás, aunque muchos pendan, en su origen o resolución, de otro nivel estatal, curiosamente salvaguardado de las filípicas aunque sus responsables políticos integren siglas idénticas o tiempo ha asociadas.

Mientras se trata de hilvanar la respuesta que focalice el mal a unas ideas de organización común, sin enrojecer a las de los rivales así mismo competentes, los afectados quizá se pregunten por qué no deben culpar a todos, o a algunos, empuñando no ya la demagogia o el victimismo, autorizados en otros lares, sino la sana vindicación de lo justo para sí y para los demás.

En la Cataluña de la merma completa de derechos, uno de estos es la reclamación al Poder. Siempre que sea el Central, claro, que el
quid descansa en el etiquetado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo mejor que he leído de los apagones,

Popota