Fuego amigo I
Andan algo despistados los electores de buena fe: Creían atacar, diputadamente, al PSdC, y resulta que la brecha es pepera. Tanto, que algún apoderado, cortante ironía, preside a los misioneros. Nadie piede culpar a Albert Rivera de haber atravesado el desierto, en todo caso de mayor transparencia, como la que sanamente exigen a la partitocracia a la que desean afiliarse para mejorarla. Pero es significativo:
1º, demuestra que la pluralidad también es el gris intersticial
y 2º, prueba un cierto apparentement entre bases electorales no tan opuestas como sus fautores
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